El congreso internacional de lingüistas de Retortillo de Soria había llegado a su quinta jornada. Ahora era el turno de una lengua de una única rama hablada por un pueblo aislado y desconocido y muchos habían aprovechado para fumar, comer o ir al baño.
Entre estos últimos estaban Conrado Vélez Barbate, profesor de Lingüística comparada y Alberto Pérez Bermúdez, profesor de literatura rusa. Ambos ocupaban dos retretes adosados mientras charlaban más que nada por compromiso.
Hablando filosóficamente de cuestiones generales relativas al conocimiento, decía el profesor de literatura rusa:
-Yo no me culpabilizo por ningún suspenso, porque quien quiera aprobar lo primero que aprende es que don Alberto se lo va a poner muy, muy difícil. Lo que verdaderamente importa en la vida se obtiene después de mucho esforzarse. Y si hay algo que no, hay que intentar que sí, para que sepamos valorarlo.
Entonces escuchó por razones ajenas a la conversación la respiración honda y de alivio del profesor de lingüística comparada.
1 comentario:
Quiero agradecerte que hayas copiado aquí mi cuento. Las imágenes de tu blog impresionan bastante, como digo en la entrada que le he dedicado: http://lacasaagramatical.blogspot.com/2012/02/uno-de-mis-cuentos-en-un-blog-sobre.html
Un saludo afectuoso.
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