Noticia aparecida en EL MUNDO.ES, el 7 de mayo de 2012
Rosa M. Tristán | Madrid
Rosa M. Tristán | Madrid
Desde los inicios del Neolítico, hace 10.000 años, la trepanación de los cráneos forma parte de la historia humana. Esta práctica, que durante el Egipto faraónico llegó a ser de gran relieve ( Sinuhé ocupó el cargo de trepanador del faraón) cayó en desuso en la Edad Media... pero no del todo. Dos cráneos agujereados, de un varón y una mujer, hallados en una ermita de Soria así lo demuestran.
Los dos cráneos encontraron en las excavaciones de la necrópolis de la ermita de San Miguel, en el municipio de Gormaz y, según los investigadores, pertenecieron a fallecidos entre los siglos XIII y XIV.
La bióloga Belén López Martínez, de la Universidad de Oviedo, decidió estudiar a fondo las circunstancias de ambas muertes, dado que son pocos los casos documentados en la Península Ibérica en el Medievo. "Desde la Edad de Bronce, hace unos 4.000 años, en la cuenca mediterránea se han documentado muchas trepanaciones, pero de épocas tan recientes hay pocas operaciones de este tipo y puede ser el primero en Castilla y León", explica López Martínez, que ha publicado este trabajo en la revista "Anthropological Science".
El rey trepanado
El cráneo del varón, de entre 50 y 55 años, presenta un agujero realizado con un punzón. Se sabe que no sobrevivió a la arriesgada operación. La investigadora cree que este hombre sufrió previamente un golpe en la cabeza, quizás en las actividades militares habituales a orillas del Duero, y lo operaron para intentar salvarlo, sin conseguirlo. También puede ser que ya estuviera muerto cuando le trepanaron.
En la península, uno de los casos históricos más famosos es el de Enrique I de Castilla (1204-1217), al que se trató de parar una hemorragia cerebral, sufrida en un accidente, con otra trepanación cerebral también fallida. Más llamativo es el otro cráneo, de una hembra que tendría entre 45 y 50 años, dado que era muy raro realizar esta operación a las mujeres. De hecho, sólo el 10% de los cráneos trepanados son de mujeres. En este caso, la paciente logró sobrevivir semanas y puede que hasta meses, de forma que el agujero se le cerró totalmente con una fina capa de hueso, que volvió a romperse cuando fue enterrada. Las razones por las que se agujereaba el cráneo son diversas. El cuadro de El Bosco 'Extracción de la piedra de la locura' ilustra cómo hace siglos se realizaba a los discapacitados mentales con la excusa de eliminar el problema y así ganarse un dinero.
Hay motivos mágico-religiosos, como puede ser expulsar los demonios de aquellas personas que se creían poseídas y eran torturadas, o para rituales de iniciación a la vida adulta. Pero también los hay terapéuticos, como el tratamiento de tumores, convulsiones, epilepsias, migrañas, pérdidas de consciencia y alteraciones en el comportamiento, o tratamientos de traumatismos como fracturas craneales. "Puede que la mujer sufriera alguna de estas patologías", señala la investigadora a ELMUNDO.es. Todavía muchos pastores siguen trepanando el cráneo de las ovejas para sacarles el líquido intercraneal que les presiona y les provoca ese conocido 'amodorramiento' de borregos. López Martínez y sus colegas continúan investigando los 80 individuos de esta necrópolis soriana en busca de patologías que pudieran existir entonces y las formas en las que se estudiaron.
Hay motivos mágico-religiosos, como puede ser expulsar los demonios de aquellas personas que se creían poseídas y eran torturadas, o para rituales de iniciación a la vida adulta. Pero también los hay terapéuticos, como el tratamiento de tumores, convulsiones, epilepsias, migrañas, pérdidas de consciencia y alteraciones en el comportamiento, o tratamientos de traumatismos como fracturas craneales. "Puede que la mujer sufriera alguna de estas patologías", señala la investigadora a ELMUNDO.es. Todavía muchos pastores siguen trepanando el cráneo de las ovejas para sacarles el líquido intercraneal que les presiona y les provoca ese conocido 'amodorramiento' de borregos. López Martínez y sus colegas continúan investigando los 80 individuos de esta necrópolis soriana en busca de patologías que pudieran existir entonces y las formas en las que se estudiaron.
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